ELECTRICIDAD SIN FIN. Políticas de la materia y rock n´ roll

Quería conseguir una copia en mp3 del primer disco de Jesus & Mary Chain, esa obra jamás superada que me había ido esquivando. La banda misma me había ido esquivando, ya que en los noventa inopinadamente durante un concierto suyo, en un festival, ¡me quedé dormido! Y debo decir que no fueron los únicos entonces, para ejemplo los Smashing Pumpkins, aquí sí con más merecimiento. Pues bien, estaba descargando rutinariamente el archivo en una web de Europa Oriental y resulta que el álbum recogía ¡la versión en cassette! ¡Sonaba a cassette por los cuatro costados! Y nada mejor que simular, con mi cassette digital, que los escuchaba en su época, que los comprendía, los respetaba y los vivía, que los reproducía en un universo lo-fi del que nunca debieron salir. Un universo en el que reinaban con pop, guitarras, oscuridad, melodía y retorcimiento. Esas eran sus armas, y no tuvieron otras.  

Madrid es Barcelona. Barcelona es Madrid. Intercambio geográfico desgraciadamente más que ficticio: Madrid tiene la legitimidad, la calma, el principio de realidad. Barcelona tiene una caricatura de pseudolegalidad, las alucinaciones petulantes, el ridículo con pompa y circunstancia. Cada vez menos apoyo popular, cada vez más gestos autoritarios en el vacío. La idea nacional catalana era antisegregadora. El Govern es segregador. La independencia que persigue, es una independencia española. De unos españoles que sólo quieren colocarse en el poder allá donde les dejen. Rufián dice que hará la III República en Barcelona. Rufián es un matón mafioso acomplejado que repite citas de Laclau, un wanna be que se dedicaba a la selección de personal, a la coerción e intimidación profesional de trabajadores, aspirantes a trabajadores y parados. Un político perfecto, salvo que le sobraba la mala educación incluso para eso. Pero Rufián es irrelevante. Puigdemont es irrelevante. Junqueras e

Dice reiteradamente Pablo Iglesias que estamos en una situación de excepcionalidad democrática. La frase favorita de Pinochet y de todos los de su especie.

Se creían gramscianos y al marketing le llamaron hegemonía.

El rock es classic rock, casi música clásica. El heavy metal, un trasunto del jazz. O una variante del folk continental europeo. Dicen que lo rupturista pasa por el trap, ese otro reggaeton y demás. Tan rupturista como sus presuntos homólogos políticos. Idéntica función cumplen. También renuevan. A peor renuevan. Ya pasaron el grime, diversas electrónicas, el kuduro… Hasta el trip hop, que no me espantaba siquiera. Todo se quemó en contacto con la atmósfera. Don´t believe the hype , pontificaba en negro la frase más destacada de una década infalible. Y si no, un disco de Chuck Berry. Carne de la atmósfera, sangre de nuestra sangre. El marxismo, los vinilos. La libertad.

Jerry Garcia tenía origen gallego. The Grateful Dead es una traducción de la Santa Compaña, ni más ni menos. En una versión colorista, expansiva y profunda. No puede descartarse, entonces, que en la idea del San Francisco que importa hubiese una impronta gallega. George A. Romero tenía origen gallego. The Night of the Living Dead era la Santa Compaña, contada por sus tías, reelaborada en tono pesadillesco o apocalíptico en New York. Sus tías que incluso ayudaron a financiar el rodaje. Gallegas son la psicodelia, la contracultura y la serie B. Gallego es el infinito de la creación. Gallego todo el exterior, verídicamente gallego. Galiza célula de universalidade. En este 25 de Xullo, en el que el discurso que lo define, el Alba de Groria de Castelao, también toma forma de Santa Compaña.  

Dicen que Norberto Bobbio decía que "el fascista habla todo el tiempo de corrupción”: “El fascista habla todo el tiempo de corrupción. Hizo eso en Italia en 1922, en Alemania en 1933 y en Brasil en 1964. Acusa, insulta, agrede, como si él fuese puro y honesto. Pero el fascista es sólo un criminal, un sociópata que persigue una carrera política. En el poder, no vacila en torturar, estuprar, robar sus dineros, su libertad y sus derechos”. En un final teológico, Bobbio, filósofo del derecho, concluía: “Más que la corrupción, el fascista practica la maldad". Pero también practica la corrupción.

Skip James, el crazy diamond del blues rural, según se me fijó la impresión tras leer el fantástico ensayo de Gioia que te transportaba al delta y te hacía imaginar las notas, la armónica, las rudimentarias guitarras, las voces ásperas, el alcohol, las peleas de tugurio, la miseria del algodón, la esclavitud, la liberación musical, el sur, el sur. En ese sur, Skip James tenía conciencia del arte. Shine on you , Skip James. Recibe esta salva a tus complete 30s recordings , esta salva a la majestuosidad del polvo tejido vinilo. Guy Clark, un hombre de country, pero a la par un singer-songwriter supremo. Escucharlo es evocar a Silvio Rodríguez en otro acento. Tradición, nueva tradición, sin dejar de dar una patada en el culo a Dylan, despertarse outlaw, volverse roots o hacerte sentir desesperado esperando el tren, el tren, el tren. ¡Este tren de mi alma va por ti, Guy Clark! Circle Jerks, problemático hardcore, agresividad, escueta y brusca rabia. Wild in the streets. Unos minut

El chavismo no fue una dictadura militar. El chavismo no disparaba a las manifestaciones. El chavismo no constituía empresas mixtas con los recursos naturales. El chavismo no traficaba. El chavismo no hacía que no hubiese alimentos, que no hubiese medicamentos. El chavismo tenía una Constitución, y la cumplía. El chavismo ganaba elecciones, no las impedía. El chavismo venía del pueblo, el madurismo del crimen, el miedo y las armas. El poder que brota del fusil. El tirano asentado sobre las bayonetas. La sangre, la coacción, la pobreza y la muerte. Venezuela, no bolivariana. No República, feudo. No Venezuela, paraje inaudito para el terror planificado por los que la robaron, y siguen.

“Non creo na identidade entre o ben e a beleza.   Creo na pel da noite” Buscar el bien, buscar la belleza, cruzar la noche. Llegar. Cuando todos los caminos separados convergen. No hay bien sin golpe de justicia. No hay belleza sin arte, música y vida. Todo es múltiple, todo es uno. La piel de la noche se atraviesa y nos guía.

De acuerdo con una interpretación sensata del Manifiesto y con los principios hegelianos no idealistas de Marx y Engels, la tarea de los comunistas hoy –que no los hay– debería ser la reconstrucción del orden burgués. Estoy tan a favor de ello como pienso que el comunismo es analógico o es hipercapitalismo disfrazado. De hecho, quería llamar a esta página Comunismo Analógico, antes de que el comunismo se convirtiese en un fetiche. Los fetiches caen en el olvido –o se usan instrumentalmente–. Yo opté por la vida analógica, por obviar el fetiche y guardar la esperanza, aun la insondable esperanza de un no future mejor.  

Yo, como independentista “histórico”, me bajo de la República Madurista de Cataluña, de la apelación a la gente como pilar del procés, del súbito bolivarianismo convergente, el quintacolumnismo cupero y el camaleonismo de erc. El referéndum sin mapa, el oportunismo sin fin, la independencia sin futuro. O prometer el vacío, anhelar la autocracia y destruir los partidos. Porque la política catalana se ha contaminado de españolismo. Y Madrid late en los pasillos del poder barcelonés, mientras Rajoy importa el seny con el reloj en la mano.   Coda: El avenir de los pueblos era la autodeterminación, no la payasada.

De El pueblo quiere la caída del régimen (Túnez) a El pueblo nunca quiso la caída del monarca (Macron). Todo está interconectado. El último coletazo de la primavera árabe no sucedió el Libia, sino en Francia. Quizá Francia sea un país árabe, malgré Valls, malgré Le Pen. Pero un país árabe por la cúpula.

El hombre libre es un perro de pavlov averiado.

Estar gritando hasta que se caigan las paredes del mundo   Estar gritando mientras me internan y gritar y gritar hasta que el abismo lo cubra todo porque de abismo están hechas las costuras infinitas de los años de abismo están hechas la mañana, la tarde soleada, el alimento que no llega y tampoco combustiona el pasar del hielo de las horas gritar y gritar porque soy hielo que desaparece en el alud sónico de mis discos perdidos en la tormenta quieta de los recuerdos en suma, en lo que no fue.   S. is the last frontier of rebellion cantan insensatas las paredes cuando los infiernos se alzan delante, se quedan atrás cuando la materia, tozuda, se contrae.  

Antes defendía la independencia, el socialismo y la revolución. Ahora defiendo la democracia, el pluralismo y la libre circulación de ideas. Estoy en el mismo sitio y lo paso bastante peor.

Tengo un blog. No es mi vieja interfaz, ocre y negra; no es mi viejo contenido, aquel que pertenecía a un mundo que ya murió. Todo lo que echo de menos. El clasicismo de lo no clásico. Los acontecimientos. La creencia en el no-futuro, propulsada paradójicamente hacia el futuro. Tengo un blog. Lo quería retro, artesanal, blah, blah, blah. Lo quería a modo de estandarte. Fracaso. Fracaso sin estandartes. Hablo conmigo mismo a través de este blog.

Ray Davies se cambiaba de ropa cual Axl Rose. Era en la gira de “Phobia”, uno de los últimos álbumes a nombre de los Kinks, y no sé si ese mes se hablaba con su hermano, contundente y memorable a las guitarras, compitiendo con quien no se podía competir. Cayeron “All Day and All of the Night”, “You Really Got Me” y quince imprescindibles más. Un tipo idéntico a Arturo Pérez Reverte daba palmas extasiado tres filas más atrás. Después caminé junto al mar de vuelta a casa. Nada indicaba que, veinticinco años después, sonarían los Kinks a través de este ordenador con el que escribo, sería su disco conceptual sobre la época victoriana y la decadencia, pasearía con desgana frente al mar, el puto mar de mi infancia, y todo se volvería cruelmente alegórico. Pero me encantan los Kinks, y sea como sea, quiero que me sigan acompañando.