MAESTROS, ARTESANOS


Skip James, el crazy diamond del blues rural, según se me fijó la impresión tras leer el fantástico ensayo de Gioia que te transportaba al delta y te hacía imaginar las notas, la armónica, las rudimentarias guitarras, las voces ásperas, el alcohol, las peleas de tugurio, la miseria del algodón, la esclavitud, la liberación musical, el sur, el sur. En ese sur, Skip James tenía conciencia del arte. Shine on you, Skip James. Recibe esta salva a tus complete 30s recordings, esta salva a la majestuosidad del polvo tejido vinilo.

Guy Clark, un hombre de country, pero a la par un singer-songwriter supremo. Escucharlo es evocar a Silvio Rodríguez en otro acento. Tradición, nueva tradición, sin dejar de dar una patada en el culo a Dylan, despertarse outlaw, volverse roots o hacerte sentir desesperado esperando el tren, el tren, el tren. ¡Este tren de mi alma va por ti, Guy Clark!

Circle Jerks, problemático hardcore, agresividad, escueta y brusca rabia. Wild in the streets. Unos minutos de los ochenta reproducidos al azar para constatar que existió. Sí, existió. Benditos sótanos del reaganismo, sótanos contra el reaganismo. Nos hicieron mejores, tanto al menos como Nicaragua, Ernesto Cardenal, las últimas causas, los últimos poetas. O bien las penúltimas causas y los últimos poetas, ya que estar enfadado no se acaba nunca, queridos Circle Jerks, vosotros que enseñasteis a ver la eternidad en menos de dos minutos.

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