LA GUERRA DE LAS LIBRERÍAS
Nuestro nunca bien
ponderado Ayuntamiento, perteneciente a la confluencia de la confluencia, ha
logrado un esplendoroso nuevo éxito en su política municipal. Así pues, ha
tratado de tomar –cuasimilitarmente– el control de la feria del libro,
enfrentar a las librerías, hacer que algún autor cancele presentaciones y marear, como es siempre su propósito, a
los asistentes. ¿Cómo iba a organizar la feria del libro la federación gallega
de libreros, colaborar el Ayuntamiento en la organización y hacer las cosas
como se llevan décadas haciendo? Para algo están los cambios, y los cambios
políticos traen el cambio. Por tanto, el Ayuntamiento crea una ultraminoritaria
asociación local de libreros con sus amigos, elabora a escondidas una
programación paralela y contraprograma la feria del libro, de la que es
coorganizador oficial, con otras actividades de las que es organizador oficial.
Boicotea, lucha por los espacios, trae a sus afines –y supongo que a algunos
despistados– y, sobre todo, da su espectáculo favorito, el espectáculo entre
bastidores, el de los bastidores de la miseria. Si hay hasta loas al alcalde en
las presentaciones paralelas, y concejales que suben al estrado con los autores
o editores. Hay casetas con los carteles de la feria del libro de verdad, y
casetas con los carteles de la feria municipal paralela. Hay que manifestar
públicamente quién está con el régimen y quién no, para que haya consecuencias.
El franquismo sobrevive en la mente de los más recalcitrantes concejales del
cambio. Los que nos quieren a devolver a él. Pero no pasarán, por más que
persigan los libros, o los libros que no son suyos, como siempre han hecho.
Apéndice:
Mientras tanto, ese mismo
día en la corporación local se perdía algún que otro millón de euros de fondos
autonómicos por no haber cubierto una solicitud correctamente. Y, como el año
anterior, las obras públicas, todas sin ejecutar. O el mejor de los mundos posibles: Incompetencia y barbarie.