GO NORTH! - FASCINACIÓN POR CANADÁ


El día que se trace el mapa sonoro del mundo, Canadá no aparecerá, y sin embargo Canadá contiene el mapa sonoro del mundo. Sí, Neil Young y Joni Mitchell lo corroboran. Salvando la lisergia de San Francisco, with flowers in your head, el hipismo fue un fenómeno canadiense, al menos musicalmente.

Y el punk-rock. Si se buscan pioneros, Teenage Head, los ignotos Teenage Head emergen a la altura de los mejores. Y si se buscan continuadores, canadienses o no, solo hay unos: los Black Halos. Hechos para el escenario. Hechos para representar y sentir. Hechos para ser desconocidos. “Alive Without Control”.

En el ecuador de mis “Violent Years”, mientras los Black Halos permanecían en su hiato, se decidió, universalmente, que la música eran historias. Películas, documentales, retazos de vidas. Y una de las primeras grandes historias, o grandes historias canadienses lanzadas al orbe, encontró a Anvil como protagonistas. “Metal on Metal” para contar la iteración que define un género. La metonimia se alzaba, también, sobre la cabezonería, la política horizontal de la fraternidad y las guitarras.

Paso fugazmente por Jeff Healey, impactante guitarrista ciego de blues rock, para llegar a la música americana de raíces. Hay una escena de country canadiense estimable, pero una vez enchufados los instrumentos, The Sadies carecen de rival. Un simple vistazo a su disco “New Seasons” cambia la percepción de cualquiera. Te hace fan de una banda y de una idea: la verdadera música americana se hace en Canadá.

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