ALINEACIONES SABBATH
Todo lo que debía decirse
de Black Sabbath se ha dicho ya. Desde los seis primeros discos a la
refundación con Dio. De “Heaven and Hell”, con su comienzo con “Neon Knights”,
o lo que es lo mismo: heavy metal. De las idas y venidas: Ozzy, Iommy, Geezer,
Ward. De la absurda batería de “13” que me impide disfrutar lo que aparenta
representar un disco importante: ¡pero la maldita batería no me deja entrar!
Está “Born Again”, Purple Sabbath que, por un error de
producción que nadie advirtió porque ¡nadie escuchó el disco antes de
prensarlo!, descubre nuevos territorios para instalar guitarras pesadas y
sonidos oscuros. La anomalía fantástica de Gillan, el interludio de Glenn
Hughes, el desastre de Tony Martin… O episodios completamente desconocidos:
Black Sabbath con Rob Halford de cantante –The
Costa Messa Shows–, Black Sabbath con Lita Ford. ¿Quién no habrá sido
vocalista de Black Sabbath?
Existe una ignota gran
tercera etapa de Black Sabbath, después de Ozzy y Dio. Son los Sabbath de Ray
Gillen. Una voz que hace refulgir los riffs eternos de Iommy. Porque de eso
trata Black Sabbath: de la eternidad del riff.
Black Sabbath con Ray Gillen. Registraron
ocho canciones apabullantes, después masacradas cuando salió de la banda,
regrabadas para su edición en disco por el inefable Tony Martin, que le
sustituyó. Una reedición de 2010 reestablece, en un segundo cd extra, esos ocho
temas que debieron conformar “The Eternal Idol”, el original. Nadie le hizo
caso a la reedición, la leyenda de Sabbath es demasiado alargada.
Y sin embargo el disco
recuperado forma parte de la leyenda. Lo escucho estando destrozado, y
funciona. Sabbath dentro de mí.